Rita Magalhães (Luanda, Angola, 1974) representa una especial singularidad dentrode la fotografía contemporánea portuguesa. Estudia pintura en Oporto, pero su trabajo se declina desde el nominativo pictórico que precede a lo fotográfico. Su trayectoria recorre Art 33 de Bassel, Witte de With Center of Contemporary Art en Rotterdam, el Sommerset House de Londres o el BESART en Lisboa. Envolvente y onírica, su producción transcurre desde la apropiación manierista, fotografiando “a la manera de” la tradición estructural pictórica, preocupándose por la belleza, la composición, el misterio, el espacio, el tiempo... entendiéndolos como acontecimientos concomitantes. Su construcción imaginal parte de los pintores barrocos como Vermeer de quien toma los colores y la luz; de Turner o Friedrich, sus atmósferas nostálgicas, vaporosas y desmaterializadas; de la estampa japonesa su sobriedad y delicadeza o de los prerrafaelitas como Millais la representación mitológica femenina. Sus imágenes recorren la historia del arte combinando lo instantáneo y lo eterno, representando ausencias, fragmentos de silencio como fisuras en la percepción.
Comienza su carrera fotografiando y componiendo interiores holandeses con personajes femeninos solitarios, que miran por la ventana absortos en la contemplación. Poco a poco, a finales de los noventa, se interesa por el bodegón como memoria de los objetos y por un paisaje de luz difusa que se pierde en lo traslúcido del reflejo y la sombra, retratando dársenas con barcos atracados en la niebla o reflejos de cristales, espejos o piscinas que dibujan soledades nostálgicas; Como en la serie Reflects dans l ́eau (Fig. XXX), título tomado de una obra para piano del compositor Debussy, donde sitúa nuestra mirada dentro del agua, en las profundidades abisales de piscinas que reflejan el cielo, los árboles o las sombras, obligándonos a bucear hasta encontrar la representación pictórica. Sus contornos, indefinidos, parecen surgir de la superposición de azules turquesa, añil, marino, violeta, cian, celeste... como un palimpsesto de capas translúcidas que dejan pasar la luz, pero que no dejan ver la escena con nitidez, dejando que el espectador imagine, recree, viaje. Así el tiempo y la memoria interior son trabajados como desorden poético, diseminando metáforas como frames de películas, creando narrativas con un lenguaje entre cinemátografico y pictural desde la perspectiva estética de lo bello y lo sublime.