Jason Martin se ha consolidado como uno de los artistas ingleses con una trayectoria profesional más coherente. Graduado con honores en el Goldsmiths College de Londres, fue uno de los artistas seleccionados por Charles Saatchi para su exposición “Sensation” en 1997. Alejado de los sensacionalismos de los Young British Artists, de los que hoy reniega de su ethos común, su trabajo se desarrolla honesto y sin sarcasmos dentro de lo esencialmente pictórico, revisitando lo abstracto desde una indiscutible individualidad. Sus superficies aglutinan capas de pintura creando un característico oleaje, resultado de una intensa implicación corporal heredada del Action Painting y de artistas como Jackson Pollock. Esa inercia gestual parece resultado de una danza cuyo único instrumento es el pincel; un pincel de grandes dimensiones para poder peinar la pintura con delicadeza, filamento a filamento, con sobriedad y elegancia. Quizás por eso necesite tener varios estudios en Europa por los que peregrina de Madrid a Londres y luego a Melides (Portugal), buscando el tiempo y la intimidad necesaria, casi mística, que requiere su pintura. Este artista británico nacido en Jersey (1970) no oculta su interés por el expresionismo abstracto y el minimalismo evidenciando su propuesta pictórica como resultado de la hibridación de ambos movimientos. Fiel a estos intereses, Jason Martin ha trabajado desde mediados de losnoventa transitando por el dinamismo de las superficies, primero con unas leves ondulaciones y discretos colores oscuros hasta la actualidad, donde se atreve con fucsias o colores flúor, pero manteniendo los mismos patrones de trabajo: piezas monocromas sobre diferentes soportes como el aluminio o el níquel, donde textura, trazo y color responden a una misma intencionalidad dramática sin que sea necesario añadir nada más. Tan solo el efecto de la luz mediante una leve refracción, consigue añadir algunos tonos más oscuros o más claros creando ilusión de profundidad. Así, desde la sobriedad más absoluta consigue una plétora de matices que exploran una y otra vez lo ya rastreado, incidiendo en los caminos ya conocidos, en los surcos y en las olas. Y es que el trabajo de Jason Martin se reitera en lo orgánico, como en esta pieza que evoca naturalezas desde el color y el gesto proponiendo universos desde la más sobria esencialidad pictórica.